UNA PUESTA AL
DÍA
Hablar de
“remake”, como en el mundo del cine, cuando nos referimos a los comics quizás
no sea tan descabellado.
Al igual que
en ese medio, en la historia de las viñetas, también se han realizado versiones
actualizadas o puestas al día de algunos personajes clásicos con mayor o menor
fortuna.
Algunas veces
pueden ser simplemente distintas interpretaciones según el autor que enfoque el
proyecto y otras una lógica evolución del medio que se adapta a los gustos
actuales o unos cambios coherentes dentro del mismo desarrollo de la serie.
Esto se hacía
un poco mas evidente al principio, cuando las creaciones no pertenecían a los
autores, sino a las editoriales o compañías que las publicaban.
Cuando Alex
Raymond dejó de realizar “Flash Gordon” y fue Dan Barry quien se encargó de su
grafismo su visión de la historia se alejaba por completo de la original y la realización
discurrió por un desarrollo de aventuras mas en la línea de la ciencia–ficción
que de la mitología, como había sido cuando el personaje estaba en manos de su
creador.
De igual
forma, un ejemplo mas claro de cómo una nueva puesta al día puede cambiar lo
clásico la tendríamos mas recientemente, con este mismo comic, cuando en una
muy reciente adaptación la némesis del héroe espacial, Ming, adopta rasgos de
Oriente próximo al contrario de los asiáticos que le caracterizaban cuando para
“el mundo libre” el peligro venía de esa zona del mundo.
En el mercado
americano esto se da con una frecuencia constante, pero el ejemplo mas evidente
lo tendríamos en el terreno de los superhéroes y dentro de la editorial Marcel;
cuando desde hace unos años empezó a publicarse la línea “Ultimate” que
pretendía presentar las versiones definitivas de sus títulos mas conocidos con
unas revisiones que se apartaban al principio de sus orígenes pero que al
transcurrir los números vuelven a acercarse a los mismos argumentos de hace
años y solo se diferencian de ellos en el apartado gráfico.
Aquí nos ha
pasado varias veces con el Capitán Trueno, con varios intentos de que arraigara
de nuevo este caballero y su cohorte de acompañantes, pero que no ha ido mas
allá de verse curioseado por nostálgicos seguidores que siguen prefiriendo la
reedición de material antiguo.
Spirou, el
personaje que el genial Franquin llevó a la fama, también ha visto como su
aspecto y sus planteamientos han ido cambiando de mano de diversos artistas
hasta provocar un rechazo por parte de sus aficionados en un reciente
acercamiento demasiado adulto y misógino para lo que estaban acostumbrados, no
así con la obra del español José Luis Munuera, que ha creado un ambiente ideal
para las tribulaciones de este botones.
Otro ejemplo
de puesta al día lo tendríamos con “The Spirit” de Darwyn Cooke, una adaptación
un tanto inocente de estilo en lo visual, pero no por ello menos valida, del
clásico de will Eisner que aporta frescura y buen hacer para suplir la técnica
magistral del original.
Hay otros
casos como el del emblemático Tintín en el que su creador hizo evolucionar al
personaje durante su trayectoria al frente del mismo (El cambio de los
pantalones bombachos por los vaqueros sería una muestra de adaptación al
momento) y que dejó expresamente escrito que a su muerte nadie continuara con
su obra, impidiendo que se desvirtuara de cualquiera de las maneras.
De todas
formas es lógico que a cualquier autor de comics le apetezca el revisar los
mitos del comic y darles su propio enfoque, pues siempre es apetecible
embarcarse en un proyecto de este tipo, lo malo es cuando se recurre a esto
cuando es evidente la falta de ideas nuevas o el temor a arriesgar en nuevos
caminos comerciales por parte de las editoriales.
El “remake”
siempre es bienvenido cuando se hace conociendo y respetando plenamente la obra
anterior en la que se basa y se pretende aportar algo nuevo a lo que ya se ha
contado.
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